Vacaciones?



Resbala lastimosa,

horadándome la cara.
No padezco pena,
pero sí que sufro bajo el sol.

Luis Aifer (Demonio en paro)

Música

Sabían aquellos poseedores del fuego que su sagrado valor era anhelado por todos los habitantes de la Tierra. Sabían que vendrían gentes desde territorios muy lejanos con el ánimo de persuadirles para que se lo dejaran llevar y que, ávidos como estaban del dorado sol que fulguraba ante sus ojos, estarían dispuestos a ofrecerles las mayores riquezas del mundo. Y también sabían que la fama del divino tesoro había llegado hasta aquellas lejanísimas montañas en las que se refugiaban los señores de la guerra cada vez que se disponían a disfrutar los botines de sus razzias, y que esos señores de la noche querían poseer el poder fulgurante del rayo. Sabian, por todo ello, que la sagrada luz que les pertenecía iba a iluminar solo brevemente sus rostros y que, más tarde o más temprano, les sería arrebatada para siempre. Tenían que ser rápidos, inventar algo, algo magnífico que les diera el verdadero poder y que hiciera arrodillarse ante su magnificencia a todos cuantos vendrían a robarles la luz.

Se pusieron en círiculo alrededor de la divina luminaria que los calentaba, cogieron sus manos, cerraron los ojos y después de un breve tiempo empezaron a moverse. Se sorprendieron cuando escucharon aquello que salía de sus bocas, aquello que llegaba a sus corazones. Los ruiseñores allá fuera callaron por un momento. Siguieron dejando que sus almas se derramaran poco a poco por su garganta, sorprendidos por aquello que estaban escuchando y que no les pertenecía hasta ese momento. Y allí estuvieron durante horas. Al final una bella señora cegó sus ojos cuando los abrieron.

Vives

Vives, si. Alguien te sueña e imagina tu vida como el regalo soñado, real de tan sentido, vivo de tan querido.
(Creencia aborigen australiana)


Los portadores de sueños

En todas las profecías

está escrita la destrucción del mundo.

Todas las profecías cuentan

que el hombre creará su propia destrucción

Pero los siglos y la vida que siempre se renueva

engendraron también una generación de amadores y soñadores;

hombres y mujeres que no soñaron con la destrucción del mundo,

sino con la construcción del mundo de las mariposas y los ruiseñores.

Desde pequeños venían marcados por el amor.

Detrás de su apariencia cotidíana

guardaban la ternura y el sol de medíanoche.

Sus madres los encontraban llorando por un pájaro muerto

y más tarde tambien los encontraron a muchos

muertos como pájaros.

Estos seres cohabitaron con mujeres traslúcidas

y las dejaron preñadas de miel y de hijos reverdecidos

por un invierno de caricias.

Así fue como proliferaron en el mundo los portadores de sueños,

atacados ferozmente por los portadores de profecías habladoras de catástrofes.

Los llamaron ilusos, románticos, pensadores de utopías,

dijeron que sus palabras eran viejas

-y, en efecto, lo eran porque la memoria del paraíso es antigua

en el corazón del hombre-

los acumuladores de riquezas les temían

y lanzaban sus ejércitos contra ellos,

pero los portadores de sueños todas las noches hacían el amor

y seguía brotando su semilla del vientre de ellas

que no sólo portaban sueños sino que los multiplicaban

y los hacían correr y hablar.

De esta forma el mundo engendró de nuevo su vida

como también había engendrado a los que inventaron la manera

de apagar el sol.

Los portadores de sueños sobrevivieron a los climas gélidos

pero en los climas cálidos casi parecían brotar por generación espontánea.

Quizá las palmeras, los cielos azules, las lluvias torrenciales

tuvieron algo que ver con esto,

la verdad es que como laboriosas hormiguitas

estos especímenes no dejaban de soñar y de construir

hermosos mundos,

mundos de hermanos, de hombres y mujeres que se llamaban compañeros,

que se enseñaban unos a otros a leer, se consolaban en las muertes,

se curaban y cuidaban entre ellos, se queran, se ayudaban en el

arte de querer y en la defensa de la felicidad.

Eran felices en su mundo de azúcar y viento

y de todas partes venían a impregnarse de su aliento

y de sus claras miradas

y hacia todas partes salían los que los habían conocido

portando sueños

soñando con profecías nuevas

que hablaban de tiempos de mariposas y ruiseñores

en que el mundo no tendría que terminar en la hecatombe

y, por el contrario, los cientificos diseñarían

fuentes, jardines, juguetes sorprendentes

para hacer más gozosa la felicidad del hombre.

Son peligrosos -imprimían las grandes rotativas

Son peligrosos -decían los presidentes en sus discursos.

Son peligrosos -murmuraban los artífices de la guerra

Hay que destruirlos -imprimían las grandes rotativas

Hay que destruirlos -decían los presidentes en sus discursos

Hay que destruirlos -murmuraban los artífices de la guerra.

Los portadores de sueños conocían su poder

y por eso no se extrañaban

Y también sabían que la vida los habia engendrado

para protegerse de la muerte que anuncian las profecías.

Y por eso defendían su vida aun con la muerte.

Y por eso cultivaban jardines de sueños

y los exportaban con grandes lazos de colores

y los profetas de la oscuridad se pasaban noches y días enteros

vigilando los pasajes y los caminos

buscando estos peligrosos cargamentos

que nunca lograban atrapar

porque el que no tiene ojos para soñar

no ve los sueños ni de día, ni de noche.

Y en el mundo se ha desatado un gran tr+afico de sueños

que no pueden detener los traficantes de la muerte;

y por doquier hay paquetes con grandes lazos

que sólo esta nueva raza de hombres puede ver

y la semilla de estos sueños no se puede detectar

porque va envuelta en rojos corazónes

o en amplios vestidos de maternidad

donde piesecitos soñadores alborotan los vientres que los cargan.

Dicen que la tierra después de parirlos

desencadenó un cielo de arcoiris

y soplo de fecundidad las raices de los árboles.

Nosotros sólo sabemos que los hemos visto

Sabemos que la vida los engendró

para protegerse de la muerte que anuncian las profecías.



Gioconda Belli. Los Portadores de Sueños

Belleza

La luz refleja en la nieve, que guarda la copa de plata

La cigarra y la hormiga


Despechada hormiga! que asesina sin pudor a la cigarra, que descansando, profundamente dormida, hacía acopio de todas sus fuerzas para representar con honor el simbolo de la holgazanería.

Luis Aifer

Aquí estamos

Aquí estoy porque he venido, porque he venido corriendo...
Me gustaría poner una foto de nuestra máquina de café, donde elegir nuestros cortados, capuchinos, chocolates e incluso esos bebedizos que tomamos cuando estamos malos (aunque el propietario del "bono-avión" es capaz de tomarlos sin estarlo).
Por cierto, ha sido un honor escribir estas primeras letras.

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